ex_dones, el eslabón perdido entre el feminismo y el esperpento: 21 may 2007

lunes, 21 de mayo de 2007

SIEMPRE QUE VUELVES A CASA




Ya nos lo dijo Annie Sprinkle, la mamma de la post-pornografía, en el MACBA en su inolvidable show Mis treinta años de puta multimedia: si no os excita el porno comercial, ¡haced vuestro porno! Además, dentro de veinte años podréis ver esas películas y recordar lo bien que os lo pasasteis follando con aquellas amigas.
¡Va por ti Annie!

Proposta del col.lectiu ex-dones per Ca la Dona




Allá por 2003, cuando éramos más ex_dones... con Miriam, Chus, Isa. También estaban Desi, Alf, Ylenia,... Todo empezó charlando extasiadas tras una orgía, las ganas de regresar a un activismo vago y divertido, el marasmo degenerado, el nombrecito,...


Finals 2003.Aquí estem. L’altre dia, en un magazine de la ràdio els locutors preguntaven quina diferència hi havia entre un jefe home i un de dona. Les respostes eren diverses, però no hi havia molta diferència de fons: el sexisme era la tònica. Els homes que telefonaven coincidien en què les jefes eren més agressives i cabrones. Alguns ho justificaven una mica dient que per a una dona era més difícil arribar a càrrecs de poder i havia de ser més xunga, li calia demostrar constantment el seu poder. No és el nostre cas. No estem en posició de plantejar-nos la nostra ferocitat com a directores generals ni volem defensar les pobres executives agressives malvistes. Per això ja tenim la Júlia Otero i les “feministes” de CIU. El que em va repatejar l’estómac va ser la missogínia que traspuava de les opinions dels oients. Del que deien es desprenia una mena de fàstic cap a les dones que els locutors no remarcaven en absolut. Aquesta angúnia cap a les dones continua present en la nostra societat. Ho notem a tot arreu. A la feina, a la família, en els bars, al carrer i, evidentment, a la TV.
Hem de seguir parlant. D’allò que hem de canviar en nosaltres mateixes. Del que hem de denunciar de fora. D’allò que ens impedeix ser més felices, estar més tranquil.les. Encara ens falta parlar més, actuar més, mirar què compartim com a gènere i amb quines dones tenim coses en comú. Dins de la nostra búsqueda com a ex-dones també hi tenen cabuda aquelles dones que no ho són biològicament però que comparteixen el nostre punt de vista de denúncia d’agressions i recerca d’alegries.
Aquest espai que ens volem donar per a fer i parlar i riure no és un quarter general contra els homes. Tampoc ens avenim amb totes les dones. De vegades ni tan sols amb aspectes de nosaltres mateixes.
Ens ve de gust investigar, com fan altres col.lectius de tot tipus, sobre la societat on vivim. I ho volem fer, en aquest cas, des d’una perspectiva de gènere.
Volem muntar un laboratori. Les ratetes som nosaltres, les científiques també. Però no patiu, no ens inocularem verins danyins. No experimentarem insensatament. Fa una estona ja que donem voltes, buscant, patint, estimant i pensant. Volem fer parèntesis en el nostre dia a dia per tal d’analitzar tot el que ens ocorre i mirar de trobar solucions a allò que ens emprenya. De moment ens ve de gust fer un taller d’autodefensa, per estar en forma i sentir-nos segures si la violència ens assetja.
Ens agradaria investigar les formes de poder que critiquem i les relacions que diem desitjar. Per això hem pensat en Ca la Dona que, com a bressol del feminisme a Barcelona, podria acollir-nos com a ex-dones.
Què passaria si un dia féssim una reunió jeràrquica, amb una presidenta que talli el bacallà?
Com reaccionaríem davant una amiga que ens mana?
Com actuarà ella?
No ens forçarem a res que se’ns faci incòmode.
Aprendrem com les nenes, jugant.Viurem com les dones, lluitant, però alhora mirarem de deixar enrere alguns dels estigmes que ens condicionen com a tals.
Sorry, i’m a ex-lady. A partir d’ara a veure què cony inventem.

...LOS HOMBRES, ESOS FANTASMAS


Desde Ca la Dona nos invitaron a participar junto con Les Grans y Grup de Lesbianes Feministes en una mesa redonda bautizada con el sugerente nombre El feminismo y los hombres en las Segones Jornades de Masculinitats de Barcelona en junio de 2005. Llegamos con los dedos pringados de lubricante de la Queerruption, con nuestras peinetas dislocadas. ¡Qué orgullosas habrían estado nuestras madres de habernos visto parlamentar en tan regio edificio, allá por el Institut de Estudis Catalans! Fue muy estimulante y conocimos a la Dani, nuestro oyente más crítico. Fue orgásmico cuando vociferó: llevo años queriendo debatir y compartir con mujeres feministas nuestras miserias de género y siempre me cerrasteis las puertas por ser hombre. Ahora me las queréis abrir, pues ya es tarde, ya no quiero entrar… Olé la Dani, te queremos. Y que conste: sin la lucha de mujeres más mayores como Mercè Otero, con la que compartimos mesa aquella tarde, nosotras no estaríamos aquí con nuestras chorradas. Olé por todas nosotras, qué coño.
Esta fue nuestra aclamada ponencia…


...los hombres, esos fantasmas



Del viejo debate “por qué los grupos feministas son clubs exclusivos para señoritas” siempre me ha molestado el tono de cuestionamiento. Las feministas nos organizamos y nos segregamos como nos sale del coño, faltaría más. Pero también recelé desde el principio de la típica respuesta “podremos trabajar en grupos mixtos cuando los hombres estén preparados”. Me sonaba a la quinta fase del comunismo cuando el partido soltará el poder dentro de cincomil años. Y mis ojos nunca lo verán.
Lo cierto es que el asamblearismo de gallinero o, lo que es lo mismo, llegar al consenso de puro aburrimiento, me cansó tanto en grupos mixtos como en grupos “only for women”. Y además, para mi sorpresa, la supuesta ausencia de jerarquías “entre dones” era una falacia difícil de desmontar por invisibilizada. El hecho de que no hubiera ningún macho cabrío en el corro no significaba que todas lográramos participar con la misma tranquilidad ni que se nos hiciera parecido caso. Una de las trampas más peligrosas de separarnos de los hombres y demonizarlos es presuponer que entre mujeres todo es fantástico.
El feminismo tiende a replegarse sobre si mismo con demasiada facilidad y la ausencia de hombres, motivada en parte por el desinterés de ellos y por la cerrazón de nosotras, termina situando a la mitad de la población en nuestro discurso y en nuestro activismo en el plano de los fantasmas.
Ellos, los eternos desconocidos, los irresponsables cómplices o ejecutores del mal. Y nosotras, las únicas que estamos haciendo algo por salvar el planeta. Y cuando alguna mujer, quizás también negra y lesbiana como nuestra evocada Condolezza, parece no hacer demasiado bueno por sus semejantas, entonces resulta que se ha pasado al bando de “los otros”. Y con esta dicotómica explicación nos quedamos tan anchas, tan autocomplacidas.

El nombrecito ex_dones se nos ocurrió a varias amigas en una noche de fiesta interminable. Queríamos regresar al activismo feminista pero desde un discurso cuestionador del género y no atrincherado en él. Y, sobre todo, deseábamos no volver a embarcarnos en una dinámica de reuniones y deberes que complicará más aún nuestras azarosas vidas de precarias en eterna búsqueda de trabajo, piso, estabilidad emocional, sexo y drogas. Es decir: no comprometernos a casi nada. Esto lo hemos logrado.
Ex_dones es una autoprovocación, un simulacro, un despropósito. No somos tan chulas como para anunciar a los cuatro vientos que nos hemos librado de ser mujeres, con una pócima mágica des-generadora que podréis comprar a un módico precio al final del debate. Tampoco es que ansiemos dejar de serlo.
Pero nos apetece renunciar simbólicamente a esa categoría con la que el patriarcado quiso recluirnos y minimizarnos. Y jugar al despiste con el enemigo.
Ahora que lo de ser mujer es como el líquido azul de los anuncios de compresas y te regalan la esencia de la feminidad con la cosmopolitan, igual nos sale del coño ser otra cosa.
El feminismo cuando se hizo fuerte dejo de nombrar a “la mujer” para hablar de “las mujeres”, sujeto que recoge nuestra diversidad y debería no asimilarnos a todas como blancas, con carrera, dinero, vacaciones, casa, churumbeles o no, marida o esposo pero estable, asistenta en casa,... Ahora nos toca actualizar a ese fantasma de “el macho” para empezar a pensar y a convivir con “los hombres”. Despojarnos de esa seguridad sorda de la que tanto nos costó dotarnos y que a menudo se acerca demasiado a la prepotencia, descargarnos de razón y de cierto victimismo. Sacar a los hombres esa sábana fantasmagórica en la que nosotras hemos terminado proyectando tantas cosas nuestras incómodas. Y mirar qué hay debajo.
Desde luego, en nuestras luchas y deseos estamos más cerca de muchos hombres que conocemos, pobres, precarios, maricas transexuales o heteros, libertinos,... que de muchas mujeres. Incluso de muchas feministas. O quizás el compromiso político no es un contrato de exclusividad con un bando y las alianzas son diversas y cambiantes. El género no es un corte limpio que divide el mundo en dos, ni es el único corte.
De paso, también va siendo hora de no sentirnos tanto vanguardia de las mujeres, esas ingratas a las que defendemos y que al final, se enchufan al programa de la campos y se acuestan con el enemigo. Chicas, por favor: ¡matemos a la santa feminista que llevamos dentro!

Lo de ex_dones también nos sonaba un poco a separadas, refleja esa precariedad amorosa y esas noches de despecho y tequila que vuelven y vuelven. Nos calzamos la peineta para reirnos de nuestro patetismo amoroso de copla y en este corro nos encontramos con nuestros amigos, maricas o no, chicos que ya no son fantasmas sino pantojas desesperadas como nosotras muchas veces. O trabajamos nuestra capacidad de defendernos también con ellos, y no sólo de ellos. Esas alianzas multiformes y promiscuas están en nuestras vidas antes que en nuestro discurso.
Por ejemplo, respecto a la violencia machista, desintegrar y desmitificar ese fantasma hombre es también un primer paso para sentirnos más fuertes. Distinguir a un capullo de un sicópata de un buen tipo. Hacernos fuertes, aprender a sacar la lanza cuando la necesitamos y a clavarla cuando no queda otra. Esta mierda de mundo cada dia más violento es más habitable también si dejas de desconfiar de cada tipo con el que te cruzas y le miras a los ojos para conocer sus intenciones. Fiarte de un pálpito interior que te dice sal corriendo y saberte menos indefensa.
Y dejar de creer que los palos pueden venirte sólo de un ser con rabo. Reconocer que entre nosotras también hay violencia, que una mujer puede ser una exquisita maltratadora o una chantajista profesional o una persona indeseable. Aunque sea feminista, o lesbiana, o tu mejor amiga.

De los hombres envidio muchas cosas, y no precisamente el pene. Yo puedo elegir el color, material, diseño, tamaño y velocidades del mío, tener varios, me lo quito y me lo pongo,... Hay que ver que escaso de recursos era el pobre Freud, y luego iba de perverso. Deseo contagiarme de la calma emocional de muchos hombres, que cuando saco las uñas la llamo inactividad o sequía. De su seguridad o ausencia de autocrítica. De su estilo directo o la sinceridad a toda costa. De su iniciativa o arrogancia.
Claro que también conozco mujeres seguras, francas y con la autoestima a prueba de bombas y a hombres tímidos, diplomáticos y neuróticos.

De todas formas, el feminismo me ha abierto puertas para conocerme más y juzgarme menos, para aliarme con otras mujeres y no competir con ellas. Pero también me ha ayudado a entenderme mejor con los hombres, porque cuando tú sabes quien eres y donde estás, pierdes el miedo al otro.

PRÀCTIQUES PERFORMATIVES DE LA FEMINITAT FOLCLÒRICA

ex_dones os invitan al taller-exorcismo...
Estrategias para abandonar el pantojismo
¿Te crece la peineta a la primera de cambio con dos gin tonics en el cuerpo?, ¿te tomas un “hoy no” como si la vida se te fuera en ello?, ¿eres capaz de llamarle compulsivamente durante toda una noche y no acordarte al día siguiente?, ¿te sientes desaprovechada y herida porque un día Ella no tenga ganas de “cumplir” contigo?, ¿incluso llegas a reprochárselo y le adviertes que, de haberlo sabido, te ibas con otra?, ¿en algun moment de la nit sents, de sobte, que necessites veure’l, un segon, només un segon, encara que sàpigues que s’ha acabat, i a més és millor així, però, no saps per què, l’has de veure, per tancar-ho ja del tot, definitivament, un instant, només...i demanes un xupito i voles cap al seu bar i l’espies sota d’un andami a la cera d’en front...?, ¿has llegado al patético extremo de intentar seducir a la chica con la que Él parece estar ligando esa noche para que, si no es tuyo, tampoco sea de nadie?,...

Bé, ¿no creus que ha arribat el moment de posar una mica de seny a la teva vida? No pel què diran els col.legues i conciutadans anònims, o els veïns, en veure’t arribar amb el rímel corregut i la peineta torta perquè ha decidit que aquella nit la volia passar amb els seus amics; bé, de fet és que havia quedat amb ells i no amb tu, abans que el truquessis a les dues de la matinada proposant-li d’anar a prendre algo amb la pèrfida i oculta intenció d’endur-te’l a casa i devorar-lo senceret. No pel que tu sentiràs després de tantes energies malbaratades per no res. Seny perquè el pantojisme està destinat irremediablement al fracàs absolut, es torna en contra teva, el rastre del vestit de faralaes et deixa sempre un regust d’haver plorat massa per la causa equivocada.

Nena, no te engañes más: el pantojismo siempre, SIEMPRE, se vuelve en tu contra. ¿Alguna vez has sido tú la destinataria de uno de estos cuadros flamencos?, ¿cómo te sentiste ante la pérdida de papeles y el chantaje de serie b de tu ser amado?... Tanto si tu culpa cristiana te hizo ceder como si fuiste lista y saliste corriendo, estés a uno u otro lado del patetismo amoroso, basta ya de repetir una y otra vez las mismas escenas de copla. Y, de no poder evitarlo del todo (¡son tantos años poseidas por el espíritu de la pantoja!), al menos seamos conscientes y saquémos un provecho estético de tanto arrebato drama queen.

Que quedi clar, però, que ens ha anat molt bé per coneixe’ns el permetre’ns aquestes escenetes folklòriques. Que ens ha ajudat a afiançar llaços amb les amigues que ens acompanyaven durant l’atac pantojil. Que ens ha fet morir-nos de riure el recordar el nostre patetisme en acció. L’hem analitzat i ens hem decidit a treure-li profit. Volem exorcisar-lo per què ja cansa. Hi ha moltes aventures per recórrer i aquest paper ja ens el coneixem massa. Comencem a retallar els volants carmesí del vestit i amb els retals ens farem un tanga, o un vel de monja roja, o vés a saber què ens inventarem ara. Volem muntar uns tallers per acabar d’entendre què ens passa amb la ditxosa peineta i, quan sigui el moment, projectar-la fins al ciberespai i mirar-la mentre navega, una estoneta.



NADIE SABE DIBUJAR EL PANTOJISMO COMO MIRIAM CAMEROS, LA PRIMERA PERSONAJA QUE NOS ANIMÓ A ENCARNARLO Y A CREER EN NUESTRO ARREBATO POST-PATÉTICO...